Golpeame

CraklyLotus
3 min readMay 17, 2021

--

Llevo mucho tiempo ya sentado. Quiero moverme.

El arte es algo muy importante para mí. De pequeño me refugiaba en él para huir de la realidad, lo que la gran mayoría hacía. Ahora que soy mayor (o más mayor), ya no quiero eso. Me he pasado ya demasiado tiempo acomodándome. Mi vida se resume en un intento de levantarme para luego replanteármelo y volver a tumbarme. Basta.

No quiero películas que sean agradables a la vista. No quiero videojuegos que me hagan sentir poderoso. No quiero libros que confirmen mis ideas y me digan: “Estás bien dónde estás, ¿por qué deberías cambiar?”. No. No quiero películas con una bonita fotografía y con un perfect shot. No quiero videojuegos que sean suaves conmigo, que hagan del mundo virtual que me rodea mi lugar de ensueño, en el que yo sea amo y señor. No quiero condescendencia. No quiero libros planos, quiero libros puntiagudos, con filo, que corten, que me hagan sangrar al pasar las páginas; que no creen un mundo tan bien construido que parezca de plástico; con personajes todos carismáticos, tanto que ninguno parezca una persona; ni que esté todo el rato manteniendo mi atención con giros y revelaciones y cliffhangers, como si temiera que por mí mismo no puedo mantener la atención. No quiero cómics con unas ilustraciones detalladísimas, pero que luego los textos sean eslóganes y frases vacías, para que no me tenga que detener mucho a leer; tampoco quiero diálogos extensos que no hablen de nada acompañando a un dibujo sin fuerza ni pasión. No quiero canciones con notas estratégicamente colocadas para acariciarme el oído, no quiero ASMR. No lo quiero. No quiero el enésimo ganador del Óscar a mejor película, que me obliga a llorar por fuera, pero no por dentro. No quiero el enésimo videojuego que sea una fantasía de poder masculina. No quiero el enésimo libro sobre épica fantástica adolescente que me saque del mundo en el que estoy, para llevarme a uno cómodo y fácil. No quiero la enésima canción de pop con un tono pegadizo que me lleve a la monotonía. No quiero nada de esto.

Quiero una película que me haga sentir raro e incómodo en la butaca. Quiero un videojuego que me obligue a estar siempre atento a la pantalla, que si miro hacia otro lado sea el fin, pero el fin de verdad. Quiero un libro que me cueste leerlo, que requiera de mi comprensión metafísica, no solo lectora. Quiero una película que no me lo explique todo conforme pasa por la pantalla. Quiero un videojuego que cada decisión conlleve un peso, conlleve una consecuencia, no un fuego artificial. Quiero un libro que para presentarme un mundo lo haga en una frase, no en una página. Uno en el que me transporte a él para enseñarme cosas útiles para el mío, no para evadirme. Quiero un cómic que desafíe lo preestablecido, que no muestre superhéroes, sino personas. Quiero cine que me obligue a mirar, no a ver. Quiero videojuegos que me obliguen a explorar, no a recolectar. Quiero literatura que me obligue releer, no a leer. Quiero música que me obligue a escuchar, no a oír. Quiero experimentar, no consumir.

Y quiero todo esto, no porque sea alguien decidido o diligente, o seguro, o diferente; es porque soy todo lo contrario. No lo quiero, lo necesito. Lo necesito para moverme, para levantarme de la silla, para no dormirme, para mantenerme despierto. Lo necesito porque por mí mismo no puedo continuar. Lo necesito porque soy débil. Necesito algo que me empuje, para correr. Necesito algo que me eleve, para volar. Necesito algo que me golpee.

--

--